2015

martes, 29 de diciembre de 2015


En 2015 me regalaron flores muchas veces. Salí a la calle en invierno sin abrigo, y bailé hasta que se hizo de día. Vi las estrellas tumbada en el césped y una tormenta de verano me caló el corazón.



2015 fue un año de mudanzas. Me fui de París en primavera pero antes de marcharme me hicieron la  fiesta de despedida más bonita del mundo.

En 2015 viajé a Mallorca con mi pandilla del colegio y allí mi amigo Javi me enseñó a cambiar una rueda.





Vi a Aladdín y a Jasmine volar en la alfombra mágica en Nueva York y recorrí el sur de Canadá en autobús. Paseé por las calles del Bronx y crucé el puente de Brooklyn con mi mejor amigo.


En 2015 lloré de risa mucho más de lo que pude imaginar. 
En 2015 mi amiga Elvira me dio el ramo en su boda.


En 2015 preparé en casa un desayuno sorpresa de cumpleaños y casi pierdo los pulmones inflando globos en forma de corazón.
En 2015 me regalaron música.
Mi hermana Cintia cumplió quince años y Valentina uno.
En 2015 cerré círculos y abrí ventanas, y volví a ver a gente importante después de mucho tiempo.
En 2015 me prepararon el pollo asado más sabroso que he probado. Fue en Alicante y nos lo comimos al borde del mar. Las olas chocaban fuerte contra las rocas mientras el sol nos encendía la piel, lo recuerdo bien.
En 2015 te vi.
En 2015 estuve en Londres, en París, en Marsella, en Madrid, en Amsterdam, en Estados Unidos, en Canadá y en Tauro. 



En 2015 me buscaste y en 2015 se cumplió mi deseo.

En 2015 celebré mi 30 cumpleaños y fue el mejor de los que recuerdo.

2015 fue el año de las sorpresas. De hacerlas y de recibirlas. Brindo por ellas, por las que se pueden contar y las que no.







En 2015 supe que los amigos, los buenos amigos, son el mejor tesoro que tengo. 
Este post es suyo, porque sin ellos, nada de lo que he contado hubiera sido posible.

Texto y fotos: Yasmina Pérez
2015

CANADÁ

miércoles, 9 de diciembre de 2015


















 













Pasear por el puente del río entre rascacielos por la mañana y ser testigo de la aurora boreal por la noche.
Hacer el recorrido a casa en autobús por primera vez.
Que alguien que acabas de conocer te prepare una cena exquisita y que disfrutes tanto como si le conocieses de toda la vida.
Coincidir en una fiesta sorpresa de cumpleaños con Amélie, una adolescente risueña, cantante de ópera con mirada profunda y pelo largo. Que dé un concierto improvisado y que su voz te ponga patas arriba por dentro.
Ir bien agarrados de noche y haciendo equilibrio para no resbalar en el asfalto por culpa del hielo.
Bailar antes de ir a dormir.







Texto y fotos: Yasmina Pérez
Montreal - Canadá, Noviembre 2015