Los niños son el recurso más importante del mundo y la mejor esperanza para el futuro.
John Fitzgerald Kennedy
Tuve la suerte de colaborar como fotógrafa, junto a grandes compañeros, en el número de Noviembre/Diciembre de Smallable Magazine. Pueden ver algunas fotos aquí debajo y el Magazine entero aquí.
Fotos: Pierre Rochand, Alice Briot y Yasmina Pérez París, Octubre 2014
La felicidad tenía que ser otra cosa, algo quizá más triste que esta paz y este placer, un aire como de unicornio o isla, una caída interminable en la inmovilidad.
Hay amigos que con sólo sonreir encienden tu alma. Hay otros que solamente con mirarte adivinan lo que estás pensando y otros que saben como hacerte reir, y lo hacen una y otra vez. Hay otros que viven lejos, pero vuelves a verlos y descubres que nada cambió.
Hace unos días viajé con tres de esos amigos a un lugar de calma. Hubo desierto y viento. Calor y olas. Y vimos estrellas fugaces que estallaban como fuegos artificiales. Hubo caminos rectos y algún giro y bebimos ron miel y zumo de naranja con moras.
Jugamos a las cartas y a las adivinanzas. Desayunamos en El Goloso cada día, compramos la colchoneta hinchable más grande del chino y corrí tras mi sombrero un día sí y otro también.
Nos bañamos en playas solitarias al atardecer y una vieja amiga nos recordó lo importante que es caminar descalzo.
Reímos a carcajadas hasta apagar la luz. Y seguimos riendo con la luz apagada.
Nada, no hay nada mejor que volver a las raíces.
No sabría decir como me sentí cuando me fui. Lo que si sé es que lo realmente bueno pasa en un abrir y cerrar de ojos.
Texto y fotos: Yasmina Pérez Fuerteventura, agosto 2014
Conocí a Jack en un bar, una tarde de este verano, pasada la hora de comer. Jack ya no es joven pero sigue siendo un hombre elegante. Nació y vivió gran parte de su vida en Detroit donde regentaba un anticuario que heredó de su padre. Me contó que hace unos años se enamoró de una mujer que vive en París, por eso está ahora aquí, se marchó de Detroit y se vino a vivir con ella.
No conozco todos los detalles pero afirma con certeza que no se arrepiente de haberlo dejado todo para seguirla."Verla levantarse cada mañana, dijo, es la única cosa por la que vale la pena vivir. Qué hermosa es una mujer con camisón blanco."
Las cosas cuando pasan no se piensan, se piensan mucho más tarde, años más tarde, y generalmente por la noche. Por las noches es cuando se quiere despiezar lo que ya queda tan lejos que no puede entenderse, cuando salen esos perros raros que se ponen a excavar la tierra sin saber tan siquiera lo que buscan.
Me enfundé en un vestido de tirantes, me recogí el pelo en una cola alta
y salí a la calle. Era verano y hacía calor, ese calor de las ciudades sin mar
que se te pega a la garganta. Bajé por la avenida que daba al parque. Me gustan
los parques porque en ellos siempre pasan cosas. Solía venir a éste hace varios
años cuando vivía cerca de aquí antes siquiera de que nos conociéramos tú y yo.
Yo creo que en los parques la gente olvida sus problemas, no tienes que dar
explicaciones a nadie y puedes quedarte el tiempo que quieras. Eso tienen los
parques, la ciudad respira por ellos y se nota.
Seguí caminando y me senté en la
primera terraza que encontré, el camarero vino enseguida y le pedí una
cerveza. Hay momentos en que nada refresca más que una coca cola pero ya sabes
que dejé de beberla aquel día que cambiaste la cadena de tu bici. Recuerdo que
intentaste sacar el tornillo con ayuda de la llave inglesa y fue imposible, y
de repente te acordaste de algo que viste en la tele y cogiste una coca cola de
la nevera y la derramaste encima de la tuerca. A los dos minutos ¡clac! La
tuerca giró como por arte de magia.
En vez de ponerme a leer o a
perder el tiempo con mi móvil me he puesto a escribirte. Hace tiempo que quería
hacerlo. No eres mi novio, ni mi ex, ni el tío con el que me gustaría estar.
Eres simplemente mi amigo, pero mi amigo de verdad. Porque con los amigos ya se
sabe, tarde o temprano te acaban gustando, o tú a ellos, y luego todo se
complica.
Me pregunto si sigues yendo en
bici cuando nieva, si aún te levantas temprano los sábados y si mantienes
la costumbre de comer ensalada los domingos. Ahora, cuando como
aceitunas negras me acuerdo de ti.
El 27 volveré a la ciudad por trabajo, te propongo un plan. Repitamos una de aquellas tardes de verano. Llévame a un concierto y a
la feria. Y vuelve a ganarme un oso disparando a latas movedizas. Convénceme de nuevo para
subir a la montaña rusa más alta en el último turno a medianoche y vuelve a
darme la mano cuando toquemos el cielo con los pies.
Que la risa nos deje sin aliento, otra vez.
Texto y fotos: Yasmina Pérez Jardin des Tuileries, Paris, Junio 2014
Un tapiz consta de tantos hilos que no puedo resignarme a seguir uno solo; mi enredo proviene de que una historia está hecha de muchas historias. Y no todas puedo contarlas.
Con los hermanos se comparte un código especial, no es fácil de explicar pero supongo que quien tiene uno sabe de lo que hablo. Yo a mis hermanas las veo poco, actualmente nos separan muchos kilómetros aunque con los hermanos, como con los buenos amigos, no importa el tiempo que pase. Vuelves a verlos y compruebas que hay cosas que nunca cambian.
Esta semana coincidí con mi hermana Mirian. Juntas escapamos de la ciudad para perdernos entre sol y mar, luna y estrellas.
4 días, 1000 km, discos viejos de Juan Luis Guerra, paseos al atardecer, salitre. Llantos de risa y silencios. Porque los silencios de una hermana hablan y hay momentos en que no hacen falta palabras, su mera presencia reconforta.
Estas fotos cuentan una parte de nuestras mini vacaciones en el número 13 de la Calle del Ángel.